Día Mundial del Migrante y Refugiado
Como todos los años el último domingo de septiembre la Iglesia celebra la “Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado”. Hemos llegado a la n. 110, y su lema este año es emblemático: “Dios camina con su pueblo”.
También en Lima, hemos querido adherirnos a esta iniciativa reuniéndonos con un grupo de unos 60 migrantes casi todos venezolanos, llegados hace poco al Perú, y una pequeña representación de la migración interna peruana. Llama la atención la participación cada vez más importante de parejas veneperuanas, signo positivo de integración. Nos reunimos 2-3 veces al año para un pequeño compartir alrededor de platos típicos venezolanos, pero siempre tenemos momentos de formación y tratamos algún tema de actualidad de la vida del migrante gracias a unos expertos: médicos, psicólogos, docentes y abogados que forman parte del Team “Juan Carlos Duque del amor al prójimo”. Team que se ha ido constituyendo en esto 7 años que tiene este nuestro acompañar al migrante.
Este año la Jornada terminó con una sorpresa excepcional: ¡en la tarde se agregaron 21 personas más a los participantes y se presentó el Coro Municipal de Magdalena del Mar (uno de los Distritos de Lima) que nos ofreció unas piezas entre ellas una típica venezolana. ¡Cabe destacar que el Coro lo integran también una colombiana y una venezolana! Han querido aceptar nuestra invitación justamente para celebrar con nosotros esta Jornada Mundial e inclusive, para acompañarlos en el momento de la pieza venezolana, nos han solicitado la presencia de Pedro “El hijo del Caserío” un amigo nuestro artista que toca cuatro, instrumento típico de Venezuela.
Penetrante y central la pregunta que hace el Papa en esa ocasión: “¿Dónde está tu hermano? La voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a otros, es una pregunta dirigida a cada uno de nosotros (...) Se trata de elegir ser o no verdaderamente hermanos y hermanas. Se abre una encrucijada: por una parte, la fraternidad, por otra, la indiferencia. Estamos frente a una encrucijada de civilización. ¡O la cultura de la humanidad y de la fraternidad, o la cultura de la indiferencia!”.
Naturalmente el Papa opta por la cultura de la fraternidad: “Al encontrarme con ellos, he querido subrayar que son verdaderos hermanos y hermanas y nos ayudan a redescubrir la fraternidad universal”.
“La fraternidad es un grito (...) El auxilio y la acogida no son sólo gestos humanitarios esenciales, son gestos que dan cuerpo a la fraternidad, que construyen la civilización. Varias veces he expresado públicamente mi gratitud a todas las realidades que practican el auxilio y la acogida”.
“El sueño de la fraternidad, que los migrantes nos piden cultivar y que he puesto en el centro de mi pontificado, es el sueño de Dios y la Iglesia lo ha promovido siempre”.
Francisco en su prefacio al libro menciona una frase que Mons. Capovilla, al cumplir los 100 años, dirigió a un joven musulmán: “Aporta tu contribución a la civilización del amor, porque no hay otra, no hay civilización de la técnica, del poder o de las armas”.
Supuestamente uno de los fines de esta Jornada Mundial es sensibilizar sobre los desafíos que afrontan los migrantes y refugiados en todo el mundo, con el fin de promover la solidaridad y la compasión. ¡Resulta que el primer sensibilizado he sido yo!
Desde Lima, Perú: Silvano Roggero
Se avanza todo un trabajo sensibilizar … importante ir adelante. La participación del coro es ya un signo de integración. Slds
ResponderBorrar