Voluntarios del Hogar Chiara Lubich
26 de agosto, día nacional del adulto mayor
El 15 de agosto ’24, realizamos una entrevista a Orson Piña, voluntario en el Hogar Chiara Lubich.
Hola Orson buenos días. Cuéntanos un poco. ¿De dónde vienes?
Mi nombre es Orson Piña y soy de la ciudad de Rioja del departamento de San Martin y pertenezco a la Iglesia Adventista y mis padres son naturales de Moyobamba, en Rioja. Y me ha gustado visitar por primera vez este lugar en Lámud y este lugar en donde estoy apoyando con la bendición del Señor, por el cual me siento muy feliz. Yo he llegado aquí por un proyecto que se llama “Mission for one year”, Misión por un año. Cuando yo perdí mi trabajo y estudios en Moyobamba; allí en mi Iglesia me dijeron de este proyecto en donde podía unirme como voluntario de ayuda hacia los demás. Allí me preguntaron: ¿alguna vez has dado un año de tu vida al Señor?, fue así que vine aquí como misionero voluntario.
Mi misión seria de ir a los lugares de más necesidad y allí apoyar desinteresadamente transmitiendo la idea a todos de que Dios existe y es Amor para todos
Primero me mandaron a Mendoza a Huambo y luego a Chachapoyas en Lámud en donde habían otros compañeros realizando también ellos una misión, fue así que me dijeron que había un hogar para abuelitos.
A sido venir aquí e inmediatamente sentirme parte de esta familia. Dentro de las tareas que tenemos es la recolección de reciclado el cual nos genera pequeños ingresos. También algunas campañas y visitamos a algunas personas que viven fuera.
Claro que se necesitaría más ayuda, pero la experiencia que he tenido como familia es inmensa, también por hecho de sentirme útil. Aquí e encontrado el motivo que por tanto tiempo he buscado. Se da amor, pero se recibe mucho más.
¿Cómo es un día de tu trabajo aquí en el Hogar?
Resumo parte de mi trabajo el día jueves y viernes. Aquí llegamos muy temprano y nos vamos a Luya al mercado, allí el mercado es muy variado y allí hacemos las compras de víveres para toda la semana. Luego el viernes apoyamos en la cocina, hacer la limpieza servimos el desayuno y también ese día nos ocupamos de aseo de los abuelitos. Terminamos el dia muy cansados pero nuestro corazón desborda de alegría al ver la sonrisa reflejada en el rostro de los abuelitos, algunos de ellos no pueden hablar, pero te lo demuestra con los gestos, un abrazo un cariño que vale más que mil palabras.
Esperamos que también otros se sumen a esta cadena de amor como voluntarios por un periodo aquí en el Hogar Chiara Lubich
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